Los futbolistas que se consagraron campeones dos partidos antes del cierre del campeonato de Primera División, llegaron a La Boca en un micro acondicionado para la ocasión y revolucionaron las calles del pintoresco barrio. Darío Benedetto, Axel Werner y Frank Fabra lograron subirse al techo del ómnibus para celebrar la conquista junto a la multitud que los acompañaba en el camino.
Luego, ya en el campo de juego, los campeones dieron la vuelta olímpica, caminando y rodeados de amigos y familiares. Todos se llevaron la ovación de un público que no se quiso perder la fiesta y que se instaló en el estadio varias horas antes del choque con el Tatengue. Luego llegó el momento del ingreso del equipo, listo para jugar el partido, al campo de juego. Y el recibimiento fue espectacular. Fuegos artificiales, pasillo para los campeones de parte de los jugadores de las inferiores y la llegada de la estrella número 66 en un dron, para sumarla al escudo.
Después de la victoria por 2-1 sobre Unión llegó la hora de la entrega de las medallas y de nuevas ovaciones. Además, se mostró un reloj contando los días que lleva el equipo sin descender (no descendió en sus 112 años de historia). Boca había decidido aplazar el festejo para este domingo, pese a que antes de jugar con Olimpo, en Bahía Blanca, sabía que era el campeón. Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes habían optado por no celebrar lejos de su gente y dejarlo todo para este fin de semana.